martes, 15 de septiembre de 2009



A veces un asco de día, de semana o de mes, es decir, una consecución de hechos desafortunados, te devuelve la visión más negra de tu vida y te sume en la tristeza.
Pero también, algunas veces, esa última gota gris funciona de catarsis, te despierta de la apatía, de la desgana y te moviliza por dentro. De repente piensas, por ahí no eres feliz, ya está bien de ser víctima y de cagarla.
El último damnificado ha sido el bolsillo...
Hay que retomar el control

No hay comentarios:

Publicar un comentario