miércoles, 28 de abril de 2010

La mejor inversión

Vuelvo a traer un artículo de Javier Malonda JavierMalonda.com
No podría haberlo escrito y expresado mejor, y estoy completamente de acuerdo con lo que dice, por eso lo reproduzco tal cual, con comas y puntos.
Una gran lección que todos debemos tener muy presente. "En tu vida, lo más importante eres tú" yo poco a poco voy invirtiendo en mi misma y estoy convencida de que es el camino :)

"Una de las primeras cosas que recuerdo a mi padre tratando de transmitirme era esta: “En mi vida, el primero soy yo”. No lo decía exactamente así, sino que decía “Para poder hacer felices a los demás, primero debo ser feliz yo”. Por obvio que resulte el concepto cuando uno lo comprende, mucha gente sigue entendiéndolo como algún tipo de derivado del egoísmo. Sin embargo, tú no eres tu ego; eres algo más grande y que contiene a tu ego aparte de muchas otras cosas. Y yendo un poco más lejos, varios niveles neurológicos por encima, tú eres lo que haces. Fundamentalmente eres una expresión de tu propósito en la vida. Puede que para ser feliz quieras hacer felices a otros a tu alrededor. Ambas cosas pueden estar perfectamente alineadas, y visto así tiene muy poco que ver con lo que normalmente se entiende por egoísmo.

Graba esto en tu mente porque es un pilar principal de toda esta experiencia: “En tu vida, lo más importante eres tú”. Si no lo comprendes todavía, actúa como si fuera cierto igualmente. Tus resultados cambiarán espectacularmente. Tú eres el centro de tu vida. Todo tu universo personal, toda tu experiencia de la vida, emana de ti mismo. Serás incapaz de respetar a otros hasta que no te respetes a ti mismo; tampoco los demás te respetarán si tú no te respetas a ti mismo. Si quieres que te respeten, debes mostrar a otros cómo lo haces tú. Serás incapaz de hacer felices a otros hasta que no seas capaz de hacerte feliz a ti mismo; tampoco otros te harán feliz hasta que no lo hayas hecho tú antes contigo mismo. Serás incapaz de amar a otros hasta que no te ames a ti mismo; tampoco otras personas te amarán hasta que tú no te ames a ti mismo. Amarse a uno mismo incluye conceptos como el respeto, la autoestima, la honestidad y la consciencia entre otros.

¿Cómo puede hacerte alguien feliz si tú no sabes lo que es estar feliz? ¿Cómo te lleva alguien a un estado que tú desconoces en ti mismo? ¿Cómo se supone que vas a llegar hasta allí si no sabes adónde vas? ¿Cómo muestras a otros lo que significa para ti ser respetado? ¿Pides a los demás que te amen cuando tú no te amas a ti mismo? Tú debes ser el ejemplo, tú debes dar el primer paso. Tú debes encontrar el camino en tu interior. Los demás te respetarán de manera natural cuando tú les muestres cómo lo haces contigo.

Hablando en términos generales, vivimos en una época en la que nos respetamos muy poco. Carecemos de criterios según los cuales estimar nuestros actos, y desconocemos qué son exactamente el bien y el mal según nuestro propio entendimiento. No somos conscientes de nuestros valores y, por tanto, vivimos ajenos a ellos. No tenemos una visión de la sociedad a la que podamos contribuir con nuestras acciones. No tenemos objetivos. No sabemos lo que queremos para nosotros más allá del fin de semana o de las vacaciones de semana santa. Nos conocemos muy poco, desconocemos las cosas que nos hacen realmente felices y nos llenan y, por tanto, a menudo nos sentimos vacíos e insatisfechos llenándonos el espíritu de actividades vacuas y consumismo caro que pagamos con nuestro tiempo y nuestra energía, con nuestra propia vida. Vivimos una época de soluciones rápidas, buscando experiencias que se asemejan a un chute de droga. Las sensaciones nos llenan un rato y luego quedamos igual o peor de lo que estábamos. Bienvenidos a la era de la gratificación instantánea. Hoy, el mundo se arregla con una pastilla.

Invertir en uno mismo puede ser extremadamente barato. Un primer paso puede tomarse algo de tiempo investigar las fuentes de la propia satisfacción; darse cuenta de qué es lo que uno realmente valora, qué actividades le resultan gratificantes y le llenan por dentro dejándole una mezcla de satisfacción interna y de ganas de repetir. Saciar el hambre del espíritu. Investigar y establecer criterios y valores que nos ayuden a decidir lo que queremos para nosotros y lo que no.

Empezar a tomar decisiones en este sentido puede tener un gran impacto en tu vida. Decidirás a qué lugares quieres ir y a cuáles no irás bajo ningún concepto. Decidirás de qué personas te quieres rodear y de cuáles no quieres saber nada por considerarlas simplemente tóxicas para ti. Explorarás qué comida te sienta bien y qué te sienta mal e introducirás cambios en tu dieta. Dejarás atrás tus adicciones y cambiarás tus hábitos por otros alineados con tu estilo de vida.

El mero hecho de tomar consciencia de tus criterios y de tus valores tiene un gran impacto en tu vida y te puede llevar a cambiar de amigos, de trabajo o de actividades. Por otra parte, regirte mediante tus propios criterios te convierte automáticamente en una persona más atractiva para los demás. Al valorarte a ti mismo, con el tiempo adquieres cada vez más valor y, para otros, el simple hecho de estar contigo resulta estimulante a muchos niveles. Sabes lo que quieres y lo persigues. Si quedas con alguien, la otra persona sabe que no se trata de que no tuvieras nada mejor que hacer, sino que tienes un interés activo en encontrarte con ella para pasar un buen rato. Al tomarte en serio tus actividades y disfrutar con ellas, mucha gente se interesará por las mismas. Regirte por tus propias directivas te permite crear una vida ajustada a tus necesidades, con la gente que te gusta y llena de actividades que te sacian interiormente y que son un reflejo de lo que, en el fondo de ti, eres.

Invertir en uno mismo no es necesariamente una cuestión de dinero; basta con invertir algo de tiempo y atención sobre uno mismo y sus circunstancias para lograr cambios importantes. Por supuesto, el dinero nos permitirá acceder a otros recursos que nos resultarán de gran ayuda en nuestra evolución o desarrollo personal. Puedes invertir en ti mismo en cualquier momento dependiendo de la cantidad de dinero que puedas destinar.

Cualquier empresa que desee mantener una evolución sostenible en su mercado invierte aproximadamente en torno al 10% de sus ingresos en su propio desarrollo. Esa parte de los beneficios se emplea en cursos de formación de los trabajadores, renovación de la maquinaria, investigación de nuevos procesos, exploración de mercados… Puedes considerar tu propia vida como tu empresa. ¿Inviertes tiempo en ti mismo? ¿Inviertes dinero? ¿Qué cantidad anual inviertes en tu desarrollo? ¿Cómo esperas crecer si no dedicas parte de tus beneficios a potenciar tus propios recursos? Ten en cuenta que tú eres tu mayor valor, tu principal activo, de la misma manera que la empresa es el principal activo de la propia empresa.

Puede ser algo tan sencillo como hacer algo que te haga sentir mejor. Hace sol; sal y compra un helado. Te interesan los ordenadores; compra un par de revistas mensualmente. Quieres desarrollar la memoria; cómprate un libro sobre el tema y comprométete a practicar. Quieres mejorar tus posibilidades laborales; aprende inglés o asiste a algún seminario relacionado con tu sector. Aprende, desarrolla nuevas habilidades, explora nuevas posibilidades. Invierte en conocimiento. Invierte en tus relaciones. Cada pequeño avance tendrá repercusiones futuras en diferentes áreas de tu vida. Haz todo lo necesario para sentirte bien y fomentar tu felicidad futura, una felicidad sólida, estable y cimentada en ti mismo y no en circunstancias externas ajenas a tu control. La suerte es la suma de la preparación más la oportunidad. Sólo aquel que está preparado es el que repara en esa ventana que se abre apenas un instante en el tiempo.

En mi caso, y gracias a los consejos de mi padre, siempre tuve claro más claro que muchos que yo era lo primero. Ahora estoy llevando este entendimiento a un nivel superior y cada vez soy más consciente de mi importancia en mi propia vida. El mero hecho de escribir que soy lo más importante de mi vida me resulta ya casi estúpido por excesivamente obvio. Sólo en los dos últimos años he invertido 3.000 euros en mi propia formación y adquisición de conocimientos y experiencias, y sólo en el próximo año ya invertiré otros 3.000 euros más. Los beneficios de esta inversión me resultan más y más obvios cada mes que pasa, y estoy tremendamente satisfecho con estas decisiones.

Para mí, el trainer y el master de PNL han sido una gran experiencia. Para poder transmitir lo que ha significado para mí adquirir estos conocimientos te plantearé la siguiente metáfora:

¿Recuerdas cuando ibas al colegio? En tu día a día te preocupabas por la ropa que llevabas, por lo que otros pudieran pensar de ti, porque se te viera con determinadas personas, porque nadie te encontrara en determinados lugares. Que otros pudieran hablar mal de ti te podía quitar el sueño. Hoy, quizá 20, 30 ó 40 años después, has adquirido una serie de conocimientos, una experiencia, que te permite recordar aquellos tiempos y reírte de ti mismo, de tu ignorancia sobre cómo funcionan las cosas de la vida y de lo mal que lo pasaste en comparación a cómo te encuentras hoy en día. En todo ese tiempo has cambiado o, como se dice comúnmente, has madurado. Yo prefiero el término ‘evolucionar’. Mientras vivas, estarás evolucionando. En las próximas décadas adquirirás una serie de conocimientos y una sabiduría que hará que de aquí 20, 30 ó 40 años te permitas observarte a ti mismo ahora y reírte de ti, de tu ignorancia sobre cómo funcionan las cosas de la vida y de lo mal que lo puedas estar pasando en estos momentos. Bien. Ahora imagina que pudieras adquirir esos conocimientos, en vez de 20, 30 ó 40 años, en 2, 4 ó 6. Imagina que pudieras cubrir ese proceso evolutivo en un tiempo diez veces menor. ¿No sería fantástico? ¿Cómo cambiaría tu vida? ¿Cuáles serían las consecuencias? ¿Qué te depararía el futuro? ¿Qué puertas se abrirían? ¿Con qué nuevas opciones contarías? ¿Qué sueños podrían resultar entonces asequibles? ¿Cómo sería haber integrado gran parte de la sabiduría sobre la vida y haber tenido acceso a una gran fuente de conocimiento humano? Piensa que podrías ser una nave espacial y estar conduciéndote a ti mismo como un 600. ¿Realmente crees que has terminado de aprender a hablar? ¿Realmente piensas que has terminado de aprender a manejarte a ti mismo? ¿Qué te hace pensar eso? La vida es un aprendizaje que continúa cada día hasta el último.

En mi caso he comprobado en dos años, fundamentalmente, una reducción drástica del drama en mi vida, una mayor comprensión de mí mismo y de los que me rodean, una significativo aumento de mi autoestima, un mayor entendimiento de los procesos mentales y del impacto que tienen en mi vida, una enorme comprensión del lenguaje y de las implicaciones de su uso sobre mí y sobre otros, una mayor facilidad para detectar aquellas influencias negativas en mi entorno y una gran efectividad a la hora de deshacerme de ellas. También he tomado consciencia de mis valores y he establecido criterios en mi vida que me permiten decidir qué es para mí importante y qué es completamente irrelevante y por tanto directamente descartable. El cambio ha sido tan radical que a veces me pregunto qué tipo de vida llevaba yo antes y cómo pude sobrevivir tanto tiempo en esas condiciones. Ahora me resulta fácil ilusionarme con mis proyectos futuros e imaginar posibilidades. Saber cómo eres y cómo funcionas, e ir descubriendo poco a poco quién eres y para qué, es para mí la única manera digna y merecedora de vivir.

Invierte en ti mismo. Es una gran decisión."

No hay comentarios:

Publicar un comentario