Los abrazos se regalan, son expresión de cariño y afecto espontáneo. Son sinónimo de cercanía y comprensión. No deben de ser reclamados ni concederse por caridad, con superioridad.
Así pierden todo su sabor y su calidez... Era la peor despedida que podíamos tener, y así fue.
Me dejó mendigando atención y sintiéndome vulnerable por expresar sinceridad.
Con decepción conocí a alguien diferente, altivo, con prisa, que no quiso o pudo ver la importancia de aquello. Alguién que tomó el encuentro como un mero trámite.
Ahora sólo queda, definitivamente, olvidar.
¿Cuántos abrazos has dado y has recibido por un amor que al final resultó efímero? Sé exigente contigo misma y con los demás: busca sin prisa a aquél que esté dispuesto a amarte a ti y a nadie más, a COMPROMETERSE contigo de por vida... No regales abrazos que al final te hagan sufrir; resérvalos para quien pueda corresponderte el día de mañana, cuando te tiñas el pelo para ocultar tus canas o necesites gafas para leer el prospecto de las pastillas... Sigue tus sentimientos, pero no te olvides de la razón. Estás pidiendo a gritos amar y ser amada de una forma única y especial (como nos ocurre a todos); no te conviertas en producto de usar y tirar. El amor no pasa nunca si se construye con paciencia (durante años), así que por ahora... ¡Sé tacaña en abrazos! Pasa unas buenas vacaciones. Besos.
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